lunes, 23 de julio de 2018

SHUFFLE


Voyage, voyage!

Yo había imaginado naves espaciales,
civilizaciones que impondrían el francés a la galaxia,
cruceros hasta Venus, y a Elton John, su canción;
espero que no les importe que el mundo sea tan maravilloso
para que al otro lado del río, la luz,
serio, sigamos remando. Rema. Rema.
Un vaso vacío... casi un suspiro.

Pero a la reina le sangran los obreros,
por eso os apedrearán, como salvajes.
Os desmembrarán con ayuda de colegas,
cuando el silencio brota, amigo Joe, del cuello
de la botella a la cual tu voz, gallo, de hombre-alma
sucumbió.
Que una loca San Basilio te diga, saltándose el tráfico,
que te quiere mucho,
ese lío que parece más que un día,
fumando un cigarrilo a medias (la antítesis del braguetazo),
desobediencia civil, impune, diciendo a los problemas adiós,
cuando hacer de un lunes otro sábado descalabra todo calendario.

¡Ajá!, o sea, noruegos y, contra todo pronóstico,
salen de un cómic, revelando que la verdad es algo fantástico,
—Thor, no. Aleja de mí ese Mjöllnir—
que merece la pena ser recordado,
jugando a las palabras que dijeron lo que había que hacer;
pero es que Raphael era aquel.

Aquel que cada noche te perseguía...
Aquel, dueño de tu amor...
Aquel que estaba ahí para quererte, para adorarte,
para decirte que como él nadie te amó, Penélope;
que el Hombre de Azúcar lamenta estar sin ti, mujer; con su sombrero y su barba, destilando una delicada tristeza sotto voce por la joven
de la Isla Bonita que contonea su nostalgia
al ritmo contagioso de los cocoteros lánguidos,
en esos lugares que no son para nadie paraíso.

Sólo la luna alberga licántropos en Montmartre
donde es imprescindible toda compañía.

Caníbales que se hurguen en la carne de la noche.
El lobo está en París; sobre la piel.
La luna llena, a tres metros de un banco,
de unas medias. Clémentine,
absorta.

En cualquier lugar, tu clima. La casa concurrida.
El desierto provocando víboras, insectos que molestan.
No obstante, nada de ninguna nube se te parece.
Nada de estar barruntando borrascas a estas horas...

Hay a quien traiciona la razón y a quien el corazón domina.
Por eso muere de amor. Alma erguida.
Subida.

Mendiga besos, amistad.

Melancolía: bucle y noria

Bámbola:

Muñeca rota de cuyo amor se ríe
el amor. ¡Bravo!

Ni las mil campanas que resuenan en su corazón
serán capaces de pedir perdón
a medio verano, cuando las mareas
no salvaron a la reina de la Antártida,
a no ser que derrita con sus lápidas
la memoria de los que lo intentaron.

Las banderas ya no soportarán
el peso del frío de la indiferencia.

Capitán Scott, ¿por qué esa mirada de tigre?
A pesar de todo, es usted superviviente.

Aquí, en Kansas, donde todo polvo es viento,
cuerpos a tierra si se sueña
cada lunes con California.

Si el hijo del predicador garantiza
la dulzura del hogar,
Alabama.

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