martes, 31 de mayo de 2016

REFLEXIÓN DE SOBREMESA

¿Qué es el ORDEN PÚBLICO?

Al parecer es el estado en el que los ciudadanos han de mantenerse, a pesar de las continuas agresiones sociales a las que son sometidos por parte de los grupos de poder que fomentan y disfrutan el Desorden (de lo) Privado.

Es también el estado en el que los ciudadanos pretenden mantenerse, siempre y cuando el Gobierno que han AUTORIZADO utilice los cauces con arreglo al pacto civil que sella la Constitución para que esa agresión no se produzca.

¿Cuándo se altera el ORDEN PÚBLICO?

Cuando las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, en connivencia con los grupos de poder y gobierno de los que dependen, deciden intervenir para desordenar cualquier acto público en aras de mantener un orden que no existe. La reacción inmediata y lógica de quien se siente indefenso es, o bien la defensa no-agresiva (presunto atentado contra la AUTORIDAD a la que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado representan), o bien el ataque manifiesto (acto de terrorismo).

Cuando los ciudadanos, conscientes de sus derechos y obligaciones, deciden no retribuir al Estado con sus obligaciones, ya que el Estado no las ha traducido en los derechos correspondientes, de manera equitativa, durante un tiempo prolongado. Es decir, el Gobierno y el Estado que sustentan el ORDEN PÚBLICO, son un pacto, un acuerdo, o incluso un contrato. El poder de alterarlo, modificarlo y romperlo se ha de ejercer desde la voluntad de lucha por equilibrar la balanza entre derechos y obligaciones, concepto básico de lo público, no desde el poder que los ciudadanos otorgan a los propios poderes originados de la cesión por parte del pueblo de la gestión de sus derechos y obligaciones, bajo el dictamen más férreo, como también flexible a voluntad de quien lo gestiona, ya que resulta absurdo, pues es poner la mínima noción de libertad —o liberación, prefiero llamarlo— que aún nos queda en las mismísimas fauces del tigre.

¿Cuándo hay riesgo de alteración del ORDEN PÚBLICO?

Cuando el ORDEN PÚBLICO es reivindicado por los ciudadanos, y no por los poderes que los someten.
Por tanto, el ORDEN PÚBLICO se ha de sustentar en el pueblo a través de la sensatez, en búsqueda de esa proporción entre lo dado y lo recibido. El DESORDEN PÚBLICO es, pues,  la reacción del pueblo ante los continuos embates de los poderes con objeto de desmantelar ese ORDEN que son incapaces de mantener, puesto que sólo cuentan con el pueblo para que pase por caja cada año, y por urna cada 4 ó 5.

¿Qué es la AUTORIDAD?

La Autoridad, en el sentido social, es el poder de acción que se OTORGA a una persona o grupo de personas para que ejerzan el Gobierno y preserven el ORDEN PÚBLICO. Es una AUTORIZACIÓN que los ciudadanos reconocen, nunca una IMPOSICIÓN unilateral por parte de una minoría: eso se llama o bien DICTADURA o bien TIRANÍA.

viernes, 20 de mayo de 2016

ANTOLOGÍA DE ALLÍ #3

Me duele el pene.

Saco fuerzas de los dientes
con cautela de pez;
para que no me dé un ictus
—para que no me coma el ictiosaurio—
en la SEXUALIDAD cromática:
la gran PIRAÑA.


Insisto, me duele el pene
porque es un astro enfermo
de mi ser CONTINUO.

El astro labio,
me dulcifica
el perímetro de agonía,
donde el glande
enrojece,
se entrega incontrolable
al llanto.

Lo que te permea de mí,
es mástil de proa en tu espalda.

(De Queso rugoso, de Ernesto Genovés, 1999)

jueves, 19 de mayo de 2016

SIN TÍTULO

el único propósito de amarte
tiene que ver con el tiempo
que dejas en mis manos

la única manera en que me dejo amar
es a través del espacio que las tuyas recorren
cuando ensayas tímidamente una caricia


tal vez entre tus manos y las mías
media un pasillo de largo recorrido
cuya distancia cubre un expreso nocturno

coincidimos en el compartimento
de un coche-cama
intercambiamos miradas de locomotora

y al día siguiente
yo sin billete
debo abandonarte en la próxima estación

mi equipaje lleno de colillas
mi abrigo manchado de sueños
la lengua en carne viva de nombrarte

el único propósito de amarte
tiene que ver con tus manos
con mi tiempo y con tu rostro

tiene que ver
con el secreto
que puedan descifrar

nuestras arrugas

(mayo 2012)

miércoles, 18 de mayo de 2016

MANERAS DE HABLAR

"De ahí para abajo eran todo plataneras."— Locución canaria que expresa nostalgia de un pasado mejor. Pero, profundizando, tal vez, esa nostalgia no sea más que un puro temor cerval al cacique de la gran Hacienda de los grandes nombres, y por eso, esta frase contiene en sí, palpitando, el germen de la sumisa docilidad, al identificarse las plataneras con las "tierras del patrón", el cual daba agua y comida, a veces hasta cobijo, a los campesinos a cambio de dejarse esclavizar, pues en aquel tiempo menos daba un abismo.

martes, 17 de mayo de 2016

¿PODEMOS HACER POLÍTICA?

Entiendo perfectamente el discurso de Podemos, de su líder Pablo Iglesias y el respaldo que éste está teniendo. Ciertamente puede que den el campanazo electoral, que la representación política en Europa (antesala siempre de los futuros electorales nacionales) sea vinculante en favor de un cambio de prioridades. Y entiendo que la alternativa que ofrece este partido puede llegar a calar en la opinión pública del mismo modo que en su momento ocurrió con el PSOE en los tiempos de la mal llamada Transición.

Sin embargo, creo que Pablo Iglesias en su discurso dado en Tenerife pasa por alto una cuestión fundamental de una realidad social endémica y vírica de este país: la falta de conciencia civil. Él habla de castas políticas y así todos lo podemos percibir de algún modo, pero una casta se sostiene por la existencia de otras castas para sustentar su presencia y hegemonía sobre las otras. Por lo tanto, se deduce que su partido no pertenece o no se adscribe a ninguna cosa parecida a esas castas de las que habla. O por el contrario, pertenecería a la casta de los indignados (aquellos a los que se ha despojado de su dignidad). Habla de democracia y en una maniobra, a mi juicio, más cercana a lo concesivo que a lo didáctico, explica su etimología: el gobierno del pueblo. Pretende que todos los ciudadanos estamos capacitados para hacer política, lo cual creo que no es cierto. No todos los ciudadanos estamos capacitados para hacer política, si entendemos política, yéndonos a la etimología de la que tanto gusta Iglesias, por lo relativo a la polis, la ciudad-estado. Y esto ocurre por el sencillo hecho de la inexistencia de una conciencia civil, que es la manera en que una sociedad en el ámbito urbano se administra y desarrolla con el objeto de sustentarse como grupo humano. Esa palabra, a mi juicio perniciosa, que ya acuñara Zapatero, ciudadanía, como ente abstracto, lógico en su utilización de quien cosifica a los individuos y los sublima en el concepto masa elude la posibilidad, de facto, de una conciencia individual con respecto al modo y los códigos necesarios para una convivencia sin conflictividad constante. Pues la conciencia civil pasa por una aceptación y ejercicio de otro concepto más cercano, el civismo, que es la habilidad competente de los individuos en el ejercicio de cohabitar con otros individuos en un territorio con cierta densidad de población, mayor siempre que la que puede encontrarse en un entorno rural, sin que por ello éste sea excluido del concepto. La política, remite a una concepción de Estado, el civismo remite a una conciencia ciudadana. El error, en mi opinión consiste en fusionar estos dos términos, es decir, en considerar a los individuos-ciudadanos como agentes activos y comprometidos con su entorno principalmente urbano, extrapolándolo a una comunidad social virtual que conforma el concepto nación.

La conciencia cívica, que supone —en movimiento ascendente— una posterior conciencia civil y luego una conciencia política, se basa en una educación en valores de lo doméstico (etimológicamente "de la casa de uno)", y por extensión inmediata, de la vecindad. Cierto es que muchas organizaciones ciudadanas constituidas en asociaciones vecinales, como por ejemplo el caso de El Gamonal (ejemplo puesto por Iglesias) vertebran muchas de las políticas sociales relacionadas con el bienestar de los individuos, pero siempre a un nivel práctico e inmediato de cobertura de necesidades básicas. Quien haya asistido alguna vez a una junta de vecinos de una comunidad sabrá que la manera en que éstas se establecen y se desarrollan (a través de un presidente, es decir, con la asunción de un aparato jerárquico), normalmente terminan con múltiples desacuerdos, más que con acuerdos que supongan un bienestar y un pacto tácito de buena convivencia entre todos los miembros de esa comunidad vecinal. Que los vecinos de un inmueble apenas se conozcan es síntoma de que no se están haciendo bien las cosas. Esto es debido a un desinterés y a una indiferencia por lo que al otro más cercano le pase, en aras de la defensa a ultranza de una independencia y la esgrima de unos derechos que atañen más a lo privado, a lo hermético.

Para que un partido como Podemos funcione, se exige de manera ineludible una reflexión individual del modo en que nos relacionamos con nuestros semejantes más inmediatos; es decir, plantear una convivencia en la que el espacio de libertad individual no se vea vulnerada por el exceso de conciencia de libertad individual del otro. Y todo esto pasa por una educación de esa conciencia, que no se da y que no se imparte, ya que los colegios, institutos y universidades han de servir para formar a los individuos para que resulten eficaces y productivos para las exigencias de la sociedad en la que viven, y no que los núcleos familiares deleguen también en esas instituciones educativas la formación en valores básicos de convivencia más inmediata. Es en las unidades mínimas de sociedad (familia, cooperativas) donde esos valores han de ser impartidos y no en las instituciones-guardería que fomentan la competitividad, la meritocracia y otros perniciosos valores, desajustados, que pretenden ser el tuétano fundacional de los individuos.

Mientras no nos formemos en valores básicos de convivencia (desde pareja, por ejemplo, hasta unidades familiares y luego con nuestros vecinos y resto de ciudadanos) no será posible que esos ciudadanos ideales de los que habla Pablo Iglesias hagan política, pues exige despojarse de la conciencia individualista, a menudo confundida con la conciencia individual y de pertenencia incidental a un grupo social determinado en el que es necesario adquirir ciertas habilidades de adaptación para poder convivir y cohabitar sin demasiados conflictos.

La Laguna, 17 de mayo de 2014.

lunes, 16 de mayo de 2016

BANDADA

En realidad, es siempre justo al amanecer cuando sucede. Aparece por detrás de las montañas; al principio parece la comisura de un párpado ardiente, pero se va abriendo despacio. Mientras tanto, una ligera brisa, como de alguien que se desliza fuera de una cama con demasiadas preguntas aún sobre la almohada. Luego, cuando todo el proceso ha concluido, flota unos instantes en el aire y comienza a elevarse, en dirección al sol.

lunes, 9 de mayo de 2016

NOS/OTROS

Dos hospitales en Alepo.
Un campo de refugiados en Al Camouna (frontera sirio-turca).

Parece que los bombardeos estuvieran destinados a otros objetivos, como evitar que los "refugiados" —mal empleo de un término por no remitir a una realidad objetiva— no lleguen nunca a ningún sitio para poder refugiarse de verdad. De momento son migrantes, presos huidos (el correspondiente culto sería "fugitivos", qué cosas) porque estén donde estén mientras no estén bajo refugio, serán presos huidos. No presos politicos, presos sociales, presos entre las redes que hemos tejido para refugiarnos del miedo que nos hemos terminado teniendo como personas los unos por los otros: controlándonos, aniquilándonos.

No son refugiados. Son prisioneros, como nosotros.

PROFILAXIS

¿Recuerdan cuando forrábamos los libros del colegio? Nuestros padres nos decían que era para que durasen todo el curso, que tanto ir y venir con los libros en la mochila terminaba por estropearlos.

Llevar los libros forrados era quizá incluso antes de las primeras tareas la primera responsabilidad que adquiríamos al comienzo de cada curso escolar. Eso, claro, sin contar el levantarse a las 7 de la mañana para ir al colegio, aprovechando que tus padres van a trabajar y te pueden acercar. Tener el transporte contratado era, a pesar de los desembolsos que le seguían, salvación de los padres que tenían que levantarse aún más temprano, pudiendo encargar la ardua tarea de despertar niños a deshora a la persona que venía a casa a cuidarnos. A todos.

Entonces, las mañanas de este país eran una cadena de acontecimientos implacables, como si se activara el engranaje de un gran y monstruoso mecanismo. Teníamos que ir al colegio, estudiar, aprender para ser personas de provecho. De provecho para ¿quién?

¿Quién de toda aquella maquinaria torturaba cada día a millones de personas aplicándoles el suplicio del despertador? ¿Por qué había que ir a esos sitios a esas horas? ¿A hacer qué? ¿Para quién?

Pero había que llevar los libros forrados. Porque tenían que durar. Y no duraban tanto, al final; porque los objetos se deterioran con rapidez y virulencia o con despaciosa quietud, según el carácter y personalidad de quien los posea. Por la energética de la vida. Por el frenesí de la existencia.

35 años después la maquinaria sigue funcionando cada vez peor, por el deterioro del poseedor.

35 años después me sigue interrumpiendo el sueño cada día el despertador para que ocupe mi lugar en esa maquinaria.

La única diferencia es que ya no tengo que llevar los libros forrados.
Ahora la profilaxis es de alma.

miércoles, 4 de mayo de 2016

EL PALACIO DE MÁRMOL

Meditabundo, deambulaba por el patio que a lo largo de la tarde se había llenado de un indescriptible aroma a flores-pájaro. Recordó entonces que de niño, en el estanque del palacio de mármol, descubrió a una concubina bañándose en silencio; su pelo negro mojado sobre la espalda de nácar se convirtió de repente en una inmensa flor flotante de color oscuro al sumergirse en el agua tranquila. Pasó un pájaro, y el patio se llenó de pequeñas gotas de un rocío ligero, como si de repente el cielo se hubiera querido posar, leve, sobre las ramas de los cerezos.

domingo, 1 de mayo de 2016

INERCIA

Al final nada es tan trascendente,
ni tan importante,
ni siquiera crucial:

nada depende de nosotros.

Despertar cada día
es un hábito del cuerpo.

Un vicio más.

OASIS

Mientras él se desvestía sentado por su lado de la cama, ella, bajo las mantas, inventaba artefactos sinuosos para atarlo a la media noche; cables invisibles que pudieran sujetar para siempre sus cuerpos para luego desatarlos al pairo. Tal vez ni siquiera él sabía que ella le había estado esperando con un oasis en las plantas de sus pies; no tanto para caminar, sino para quedarse a matar la sed de la larga travesía por el desierto donde ambos se encontraban.