jueves, 27 de octubre de 2016

PRETEXTO

Lo que aparece en el pensamiento antes de escribir la palabra justa no quiere decir justo lo que se piensa al escribirla.

OCHOMIL

Al alpinista se le congeló el amanecer en la mirada. Coronó la cima, casi sin aliento; llegó. Lo encontraron con perenne sonrisa, allí, sentadito, esperando al espíritu salvador de la montaña. Pero ya era tarde para salvarse. Aquel puntito rojo en las alturas no era una herida en la montaña, ni una flor. Era el anorak del alpinista que nunca más volvería a bajar por su propio pie.

Qué osadía descender después de haber ascendido tanto.

miércoles, 26 de octubre de 2016

FÓSFORO

Como pólvora controlada.
Como íntima y discreta dinamita:
el cigarrillo ansioso por arder para hacer humo
espera la cabeza ardiente que prenda en su alma.
El aliento gris de una petite- mort;
el fuego repentino, prometeico.
Un fugaz orgasmo que inunda el aliento
a hierba tostada, como un pasto infinito para cabras secas.


Su roce, llama.

SOBREDOSIS

La vida es una sobredosis.
Una muerte tan intoxicada
que apenas se da cuenta.
Su tolerancia al mundo es tal
que ni siquiera le afecta.
Parece que vaga, dando tumbos
calle abajo. La vida siempre se embriaga.
Llega tarde por las noches a su casa.
Cena apenas un poco de pan, una manzana.
Luego se acuesta, mascullando causas,
razones, vanidades. Llora mucho y canta
mientras se arma de valor y de pena.


La vida es una enfermedad del tiempo.
Una trampa.

domingo, 23 de octubre de 2016

PSICOSIS

Hay una cierta psicosis sociopolítica en este país actualmente. Por lo que se ve, la mayoría de los sectores conservadores (PP, PSOE, UPyD y partidos nacionalistas) andan sembrando la alarma sobre las nuevas formaciones aglutinadas bajo esperanzadores nombre como PODEMOS, GUANYEM —la épica ética del poder—, tildándolas de populistas (por la boca muere el pez), y/o ultraderechistas (qué mórbida fijación con Hitler, neonazismos y demás fetiches históricos oficialistas); desde pertenecer a grupos terroristas, pasando por contactos íntimos con el fundamentalismo iraní, coqueteos con el régimen bolivariano, o con el castricismo más hiperbólico. Esta revolución mediática generada —y generalizada—, a través del desprestigio sistemático y programado ha provocado un estado de neurosis social que se asienta sobre las siguientes sospechas:

1) Los medios de comunicación no son la opinión pública.
2) El trabajo no garantiza la independencia económica.
3) Lo público no es gratis.
4) El tumulto siempre favorece la huida.
5) Gobierno y poder son partes del mismo error.
6) La igualdad es el uniforme de la diferencia.

(23 de octubre de 2014)

30 DÍAS

Hace un mes de nuestras voces.
Hace un mes de silencio que echa raíces
de no haber pasado nada. Como si
nada pasara. Pero pasa. La nada también pasa; ocurre.

Hace un mes que no es un mes; noción
de cuatro días. De aquellos polvos y estos lodos. De sesenta y nueve cervezas,
de más de trescientos cigarrillos (no todos compartidos).
Hace un mes de toda la eternidad que las palabras se juraron.

Hace un mes de nuestros rostros, también.
De frente, por delante, tan cerca, junto a.
Hace un mes de la brisa en que no apareces,
ni siquiera bajo la alfombra mágica.

Hace un mes que se deshace a sí mismo
desmantelando este refugio
al que acudimos ahora como extraños
que ya no se extrañan; que no se refugian.

Hace un mes que nuestra hija está
desatendida, amordazada. Sin los cuidados
precisos para que crezca su belleza traducida
al idioma nutricio que se pierde todo el calor de tu luz.

Hace un mes, tan sólo un mes —dirás—
nada más que un mes. Claro que hay más tiempo.
Pero es el tiempo, amor,
el que deshace ahora el amor que nos hizo.

Hace un mes que brilla por tu rampante ausencia.
Por la infinita quietud de lo que se nos queda solo.
De la respuesta difusa en un hilo de eco que envejece
hace ya tan sólo un mes, y ya es todo lo que queda.

Hace un mes que la alegría desciende
como un esquiador coleccionando banderitas blancas;
un slalom que se tornó triste, simplemente por inercia;
como dejarse matar o morirse de lo frío. Rendirse del todo.

Hace un mes que para lograr tu risa
es preciso escalar el Annapurna,
con los pies desnudos, y entre las manos
un último latido de arena congelada.

Hace un mes —treinta días exactos—
cuando un taxi vino a por mí
para perdernos de este modo.
Para dejarnos así de vacía la plenitud del alba.

Hace un mes que mi carretilla
espera tus frutos prometidos;
pero un mes son siglos en tu tierra.
Ojalá que ese silencio fuera para embellecer toda promesa.

Hace un mes que nos dimos muerte súbita y lenta.
Como el río a Virginia, como el mar donde Alfonsina...
El mismo mar que ahora detiene sus mareas
hacia la luna roja —también ella— de rabia por dejarnos ir.

Hace un mes que me faltas a tantas cosas
a las que no me atrevo a pronunciarte.
Solo bastó un día para hacer de treinta
de aquellos once un ocaso perpetuo del encanto.

Hace un mes que, de seguir así,
no será mi voz aquel lugar
que fue para tu nombre.

miércoles, 19 de octubre de 2016

SONETO

Impune vivencia de lo profundo:
—lánguida sierpe penetrando leve—
sacudida que a envenenar se atreve
en el espasmo seco de un segundo.

Manjar de lo entredicho en baja voz,
fruto de la arena que en la mar prende
el seno breve, espalda que enciende
en la maleza un fuego más feroz.

El tiempo atrajo olas a su piel;
entregó al sol el coraje del nervio,
su cuerpo dio a la caricia ingrávida.

Impune quede la vivencia ávida,
profunda el ansia; y el deseo fiel:
un torrente caudaloso, soberbio.

viernes, 14 de octubre de 2016

MEMBRANA

La vibración, el escalofrío; el calor repentino que lo acoge todo entre el aliento y vuelve para acariciar lentamente el espinazo de la mujer de arena; todo se enciende en su nuca; en desbrozar algas sobre la arena piel de fina espuma, el cuello, la hondura dulce, quijada azul en ascuas; el ocre aroma del adobe en su leve muslo: hipocampa. Piélaga.

martes, 11 de octubre de 2016

TRACHURUS

Trachurus /trácurus/ es el nombre de un dios-pez cuyo poder de influencia se extiende por el Atlántico Sur y parte del Mediterráneo meridional, llegando al Levante.

Cuenta la leyenda que el Papa Caín, "El Apócrifo" —el único que ha habido con este nombre—, conmemorando aquella antigua visita papal a Mauritania en tiempos  de Juba II, regresó varios siglos después a aquel lugar que tanto amaba. En aquella ocasión, oyó hablar de unas islas pobladas aún por gentes que, según las historias locales, nunca cruzaron en barco y que no conocían la Verdad de Dios sobre la Tierra. Que por las noches, cuando eran claras, sobre todo en plenilunio, se veían en las costas allá lejos, grandes luminarias, como hogueras inmensas que daba miedo incluso imaginar su tamaño y por qué; y el viento traía sonido de tambores y silbidos, a veces de cánticos en la noche en lenguas familiares pero desconocidas, como una koiné de exiliados que desde Mauritania los ancianos podían recordar vagamente de boca del recuerdo de la voz de sus abuelos.

El Papa Caín, fascinado por estas historias, pensó, antes de volver a Roma, que podía resultar un punto más en su carrera hacia la divinidad sobre la Tierra lograr al menos tomar contacto con esas gentes y saber en qué creían. Y decidió prolongar su estancia en Mauritania para tal fin.

Organizó una expedición hacia aquel archipiélago lejano que aún no aparecía en los mapas de la Cristiandad, tal vez aquel viejo mapa que luego se atribuiría al almirante otomano Piri Reis las retratara, pero no lo recordaba con exactitud. Sí que conocía por las traducciones de Al-Farabi sobre Platón fragmentos del Critias y el Timeo, donde se mencionaba aquella cuestión de la Isla Atlántida, sumergida por las olas. Lo que sin duda le resultaba familiar: el Papa Caín era bretón, y conocía muy bien la leyenda de la mítica Ys, también engullida por las aguas frente a las costas de Armórica.

Desde el rudimentario puerto costero del poblado mauritano, el Papa Caín, junto con otros 25 expedicionarios —según los registros de la bitácora de la mano del mismo Pontífice—, zarparon en una goleta muy de madrugada rumbo a aquellas montañas que se recortaban a lo lejos, como petrificados monstruos de las profundidades, que San Brandán describiera en su periplo hacia Thule —tal vez emulando la hazaña del fenicio Himilco— y cuya leyenda aún persiste entre los isleños, esa de San Borondón, al parecer bautizada por el santo irlandés, pensándolo éste un territorio y resultando ser un enorme cetáceo. Isla que a veces se aparece entre la Montaña Solitaria y a la que dicen Tamarán.

A esa Montaña Solitaria arribó el Papa Caín —de ahí el nombre por el que se conoció posteriormente a estas islas, las "Islas Cainarias"—, no sin antes haberse detenido en las que encontró a su paso. Pero al Papa Caín ya le había fascinado desde que se adentró en territorio isleño aquella enorme Montaña en medio del océano. Tal vez se sintió como el santo irlandés. Siguiendo las estelas del humo que aún permanecía en el cielo claro llegó hasta la gran bahía rocosa en la cual parecía haber ya indicios de población.

Varada la goleta, en dos botes, el Papa Caín y sus expedicionarios bajaron al mar y remaron hasta la costa. Al llegar, cesaron los cánticos. Los habitantes de aquel lugar poco a poco fueron enmudeciendo y juntándose en torno al que parecía ser la figura de mayor autoridad. Flotaba en el aire aún un aroma de pescado a la brasa, tal vez parte de aquel ritual que los mauritanos describían.

El Papa Caín, versado en lenguas, probó con el griego para comunicarse con aquellas gentes. Pero no hubo modo. Por lo que pudo atisbar de aquella jerga que hablaban, parecía una especie de mezcla de fenicio, bereber, griego arcaico y otra lengua que le costó identificar, pero que sonaba a copto. Finalmente logró hacerse entender algo con un anciano que conocía, inexplicablemente, el copto. Se hicieron las correspondientes presentaciones, sin poco recelo por parte de los recién hallados y comenzó el cauto y táctico intercambio de preguntas.

Lo que nos interesa realmente de esta historia es por qué el animal totémico de Santa Cruz de Tenerife es ese pez que se dice chicharro. Bien, volviendo al Papa Caín, adivinó que a aquel pescado que comían los aborígenes de manera ritual ellos lo denominaban TRAKHUR, lo que Caín latinizó en Trachurus /trácurus/, que es hoy por hoy el nombre científico, curiosamente, con el que se denomina a esta especie. Quiso darle fundación a aquella población y, debido a su incorregible espíritu ecuménico e integrador, decidió contemplar ambos cultos, el cristiano y el pagano, y de ahí resultó el nombre de Sanctus Trachurus (San Trakhur).

Luego, con el tiempo, este topónimo se corrompió y derivó en "Santa Cruz" de Tenerife, aprovechando la similitud de los vocablos resultantes, para añadirle "de Santiago (Apóstol)". La capital de La Palma también es "Santa Cruz" de La Palma, por lo que se deduce que los primeros habitantes de esta isla también pudieron conocer y/o practicar el culto a Trakhur.

Aún quedan vestigios patentes de este culto en las fiestas de Carnaval, con el famoso "Entierro de la sardina (pez afín)", —en realidad es "Incineración de Trakhur"— para que resulte más amable a ojos de la UNESCO.

lunes, 10 de octubre de 2016

MICROCUENTO MONOSILÁBICO

Es él. Lo vi hoy. En vez de ir y ver qué más hay, no; me voy. Ya no sé muy bien cuál de los dos es el que más se va, si él o yo.

sábado, 8 de octubre de 2016

CONSPIRACIÓN

Sentía al piano conspirar con la música. Conjuraba en sus dedos la sospecha, eficaz. Tocaba como un espía. Sabía tocar aquellas precisas teclas, preciosas. Cifraba el silencio. Como quien juega al ajedrez, desplegaba su estrategia antes de mover una sola de las piezas, dispuestas en fila, igual que una dentadura. Apretaba los ojos. Hacía silencio. Ante el piano, entregaba al teclado sus manos educadas para otra forma de mecanografía. Sentía al piano conspirar con la música.

miércoles, 5 de octubre de 2016

NOS ABURRIMOS

Nos aburrimos. Abrimos la boca
en posición de bostezo para besarnos.
Ponemos la otra mejilla. La culpa.

Esperamos cada cuarto de hora,
sentados al borde del sillón. Un destello.
El mundo esperando por nadie.

Nos aburrimos. Sacamos la mano
por la ventanilla para saludarnos —soberanamente—
para despedirnos con pereza.

Con cetácea languidez nos vamos aburriendo.
Vamos saliendo por el recibidor con las uñas largas,
con los ojos fríos; sin el frescor bien acunado en el rostro.

Nos aburrimos porque no es fácil
—hábil debilidad de cobardicas—:
el tiempo todo lo aburre.

Nos hacemos sangre fuerte a silencios.
Nos damos flojito. Nos ofrecemos mal.
Espiamos la debilidad de otros.

Respiramos hondo, pero haciendo pie,
manoteando frenéticos en la marea baja;
aferrados a un ancla en el tobillo.

Nos aburrimos un día pequeño por la tarde.
Un lugar donde dejar el silencio un rato solo.
Volver a por él, a ver qué ha hecho con nosotros.

No nos bastó
sembrar todo un pinar
con conchas de poniente.

Enterrar la hache en un bello furor,
tan espinoso como el vino viejo.
Hablarnos al pecho, donde todo cabe.

Polinizar charcos. Dejarnos mojar. Vestirnos de mujer.
Salirnos del redil que reseca nuestros labios.
Beber de los cuernos.

No.
Nos aburrimos.
Nos aburrimos del fuego.

Inertes, como en casa de las sombras,
así nos aburrimos,
procreando silencio

y más silencio.
Como si la distancia
se hubiera vuelto clandestina.

Nos prohibimos. Nos hacemos
desaparecer. Aparecemos muertos
en la cuneta a pleno sol

con el corazón por fuera.
Nos aburrimos
en defensa mutua.

A nadie le importa.



HAIKU LUZ

Su sombra no:
tibio vergel de luz.
Silban los pinos.

HAIKU ATRÁS

Para venir
toma el mismo camino
por el que vuelve.

martes, 4 de octubre de 2016

AFLORISMOS V

La sabiduría exige un profundo conocimiento de la tristeza.

***

El humo de un cigarrillo que flota en la estancia: nube de soledad.

***

El amor huele a marisco y sabe a metal.

***

La personalidad es la expresión más bella del ego.

***

Me aterra perder el miedo a las alturas.

***

El único modo de proteger la belleza es mostrándola.

***

En pijama se está siempre más desnudo que sin él.

***

Iñaki Gabilondo es la abuela de los periodistas españoles.

***

Mario Conde es a Suárez lo que "El Dioni" a Rato.

***

Los brasileños se lamentan todo el rato de lo que disfrutan.

***

La noción de patria supone una invasión a la personalidad a través de la obediencia a una identidad.

***

El territorio marca a las personas.

***

España es una comarca de Europa.

***

Europa es África en bonito.

***

El bonito del norte es un pez nazi o socialdemócrata.

***

Nazis, punkies, góticos y emos responden a la misma secuencia que Heidegger, Nietzsche, Schopenhauer y Kant.

***

Vivimos en la precariedad de lo inconsciente.

***

Los futbolistas ganan más que los políticos.

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El clavel es la Tina Turner de las flores.

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La hondura de la observación nunca se queda en el brocal.

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Las máquinas de ahora serán los insectos del futuro.

***

Menos da un abismo.

***

La esperanza es lo último que se pierde; pero también se pierde.

***

Luchar por la paz es un contrasentido.

***

Siempre hay que procurar leer entre ruinas.

DEL VERBO VER

Debes volver
del verbo ver.

De volver ver
verbo.

Devolver
el verbo.

Verbolver.

AMOR VIEJO

Tan viejo como el amor viejo.
Manoseado tanto tiempo.
Tanto tiempo boca a boca,
corazón a corazón,
cuerpo a cuerpo.

Tan viejo como el amor viejo.
Colgado al aire fresco, bien curado;
en la percha del tiempo.
Blando como la piedra.
Blanco. Siempre blanco.

Tan viejo como el amor viejo,
asomará por detrás de la tapia
su sombrero. Tu dulce nombre
pronunciará mientras remueve
conchas en la lengua.

Tan viejo como el amor viejo.

Tan bueno como el amor bueno.


ANHELO

Es preciso un rincón del silencio
al que no lleguen los sordos gemidos
del anhelo. A donde no acuda,
sutil siquiera, tu voz amada.

El aire denso es la tarde;
conduce mis pensamientos hacia ti,
inexorable, efímera visión,
lacerante embeleso de hermosura.

Es preciso un rincón del silencio
para llamarte ahora al sueño turbador
con espuma seca de días, algas;
para que repose en mi aliento 

un aliento profundo y seco;
una luz que se apaga ahora
a todo lo lento del reloj.
A lo lejos de esta brisa.

YA FUE

Ya fue.

Todo fue, ya, todo.
Fue. Ya fue.

Y fue. Vaya si fue.
Tanto fue que no fue.

No fue; pero ya fue.
Todo fue.

Ella, fue.

Yo fui.

Ya fue.

TANTOSTONTOS

Los poetas somos tontos.
Los poetas somos tantos.