miércoles, 11 de abril de 2018

BOTÁNICA

Te daré todo ese gusto de la selva.
El enmarañado orgasmo vegetal,
lo que nace de las manos como ramas
hacia la flor incandescente que nutre
el silencio que se roza en silencio.
El beso verde. La clorofila del deseo,
la línea de frotación.

La fotosíntesis que alimenta
el fragor de esta luminosa
oscuridad.

La perenne fragancia
de mi piel.

Todo liquen:
sonido que brota
del musgo.

BEEE! 5

Beee!

¿Por qué

me tocas las tetas?
Me haces eyacular
el germen de mi esencia
dentro de tu cubo de metal.
Sé que será leche, tafor,
posible queso.
¿Te crees que no sé
lo que de mi naturaleza
apartas?
No me subestimes.

Beee!

Te llamo desde el pasto,
—clinclín de mi cencerrito—,
rumiando, extendida sobre la hierba,
pensando cuál será el mejor paso
para quedarme, por fin
en aquel peñasco.

Esperándote.