lunes, 23 de julio de 2018

PLENILUNIO


Regirse por los recovecos
de la marea que deja en sus dedos
la sal. La enérgica consagración
de la sangre, de los astros
que palpitan en la noche;
lamedora de orillas,
cicatriz de arenas.

La voluptuosa y disimulada caída
de una mano hacia un tenue caderamen:
el umbral del gozo clandestino,
a ojos de miradas fugaces,
al encuentro fatal del discreto posarse
en la rama endeble del árbol que sustenta
toda noción de carne;
palpar rugoso:
runa indescifrable.

Lo misterio sana. Cura. Preña.

Todo lo secreto.

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