miércoles, 9 de noviembre de 2016

TERSA

Saberme de tu piel el tacto primigenio;
el cuero antiguo del antílope.
Sacar de la piedra
el color de tu caverna,
pintar el mito que volverá
en la estación fría a calcarse
sobre la pared curva de tus manos,
suaves como el aire caliente
que fragua en tinta
este poema palpitante.
Pulpa rugosa de la carne
lamiéndote el nervio, como el sílice,
penetrante, deshaciéndote en gotas
que colman tu oscuridad con sal.
Imitarte en el ritmo de tu pubis,
ritual que invoca la saliva,
derramar estrellas sobre
tu grupa salvaje, húmeda.
Tersa tu temblorosa quietud
sobre mi vientre.
Tierno espasmo en tus rodillas.
Ahora duermes. Caes hacia mí
con la mansa pubertad
que te ha nacido entre nosotros.

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