Se lee a sí mismo y se recrea
en su forma; su cadencia
le resulta irresistible.
Es consciente de su profundidad,
de su belleza y le enfurece
que los demás no se den cuenta.
Con lo sublime que es.
Es tan perfecto
que ni hace falta corregirlo.
Salió así, por fortuna, no como ésos
a los que hay que peinarles las sílabas
o arreglarles los símiles para que
tengan alguna remota ocasión de seducir.
Nunca le llegarán a la suela del tropo.
Todos los tratados hablan de él.
Le sacan fotos en distintas poses,
todas ellas magníficas.
Viaja por el mundo en distintos
idiomas, le invitan a congresos
internacionales, se le hincha
el verso en cada frecuente homenaje.
Se lo saben de memoria;
gracias a él los amantes se han amado,
algunos han tenido hijos, incluso;
familias numerosas; generaciones
que guardan con celo ese poema
que les da sentido a su existencia.
El gran poema de sus vidas.
El último poema del desierto.
¿Qué sería de la poesía universal
sin él?
en su forma; su cadencia
le resulta irresistible.
Es consciente de su profundidad,
de su belleza y le enfurece
que los demás no se den cuenta.
Con lo sublime que es.
Es tan perfecto
que ni hace falta corregirlo.
Salió así, por fortuna, no como ésos
a los que hay que peinarles las sílabas
o arreglarles los símiles para que
tengan alguna remota ocasión de seducir.
Nunca le llegarán a la suela del tropo.
Todos los tratados hablan de él.
Le sacan fotos en distintas poses,
todas ellas magníficas.
Viaja por el mundo en distintos
idiomas, le invitan a congresos
internacionales, se le hincha
el verso en cada frecuente homenaje.
Se lo saben de memoria;
gracias a él los amantes se han amado,
algunos han tenido hijos, incluso;
familias numerosas; generaciones
que guardan con celo ese poema
que les da sentido a su existencia.
El gran poema de sus vidas.
El último poema del desierto.
¿Qué sería de la poesía universal
sin él?
No hay comentarios:
Publicar un comentario