domingo, 6 de noviembre de 2016

POEMA INCONFORMISTA

Al principio le falta gancho.
El final le parece insuficiente,
incompleto. Hasta ramplón.

Es un poema que nunca acaba
de definirse. Siempre está igual:
cambiando cada coma; cada palabra
le suena mal, no casa con el resto, dice.

Revela inseguridad, piensa.
Esto aquí no. Allí lo otro sobra.
Tarda en escribirse. En soltarse.
No sabe muy bien qué título ponerse.

De hecho, su drama consiste en
no creerse que es un buen poema,
siéndolo. Pero no se convence.
Siempre hay algo que lo atenaza.

No quiere parecerse a otros,
quiere ser único, original. La mejor
de todas sus versiones.
No desea ser leído hasta estar bien acabado.

Es un poema que se quedará solo.
Sabe que su destino es la triste libreta
eterna. Acostumbrado a la desazón
que cada tachón le produce.

Por eso nunca será feliz.
Por eso tendrá tantas versiones
que nunca será redondo.
No dejará escribirse.

Se consuela, tontamente,
convencido de que nunca
será un poema.

Ahora
quiere probar con la prosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario