lunes, 14 de noviembre de 2016

POEMA ENVIDIOSO

Míralo.
Mira con qué aires se pavonea
cuando es recitado.
Tampoco es para tanto,
un soneto del montón
que cualquiera podría haber escrito.
Bajo esa forma perfecta
esconde sus defectos:
las sinalefas, forzadísimas;
las rimas, poco atrevidas
para lo que sería un buen soneto.


¿Qué tendrá que yo no tenga?

Míralo.
Mira con qué arrobo se detienen
en sus versos las muchachas;
lo leen y lo releen, turbadas,
como si no hubiera más sonetos que él.
Todas caen a sus pies;
que además le huelen fatal.

Por favor.
Pero si además se le ven las arrugas,
las disimula con metáforas manidas,
frecuenta los mismos lugares comunes
que otros sonetos, y va de aventurero...
En el fondo no dice mucho,
es un aburrido, apenas se ríe,
tan serio, tan solemne,
ya digo,
un soneto del montón.

Con esos tercetos engalanados.
Es un cursi.
No lo soporto.

Encima va presumiendo
de tipografía;
de mayúscula inicial.

Típico
de los que la tienen
pequeña.

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