Flotando en esa firme ligereza de halcón prudente, el aire y la
presencia hacen de este ser humano una compañía siempre favorable.
Esconde en su lozana osamenta una persona que casi es búho; intenso
voyeur, rapaz de ideas al vuelo, con las que construye un nido noble,
duradero, propicio para que todo guarezca. Su desgarbado atletismo,
propio de complexiones forjadas en extensas llanuras y linajes extremos,
invoca a una tierna elegancia, a un espacio de cómoda privacidad, a
corta distancia de lo atrozmente sutil, de lo íntimo y complejo, de la
cómplice desdicha. Él es la pregunta que te hace el abismo. El
vocacional espía-mayordomo de nuestras vidas. El amable registrador. El
cronista que desata la penumbra. La encarnación de la curiosidad. La
esencia del gato.
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