martes, 23 de junio de 2020

LOS JÓVENES POETAS

Los jóvenes poetas ya no hablan de Bogart. Ni de París. Son más fieles a otros antihéroes; depositan su fe en Cobain, y viajan a Berlín.

Los jóvenes poetas hablan del amor a toda velocidad, pisándole a lo que dé el verbo. Follan innumerables veces a cada poema. Se visten de ensueños tras desnudarse los tatuajes, se entrelazan en sus dibujos, se extravían por sus rayas de tigre.

Los jóvenes poetas se olvidan ya tan pronto de que un verso es más delicado que el mecanismo de la guillotina. Pero escogen mejor arma cuando alcanzan a decapitar más títeres de un solo gesto.

Los jóvenes poetas ya no hablan de Bogart. Ni de París. Hablan, en cambio, de eternos amigos con la sangre aún en el plato, de espacios que tal vez, por miedo nuestro, no deberíamos recorrer sin su consejo; esa maravillosa humedad que se les pone en los ojos cuando no hablan de Bogart, ni de París.

Los viejos poetas ya no hablan de Cobain. Ni de Berlín. Hablan de los jóvenes poetas que no hablan de Bogart.

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