viernes, 30 de noviembre de 2018

PAISAJE


Alguien con los ojos en blanco
saluda al viajero.
Indica con su dedo curvo
el final del cielo donde el horizonte,
cueva del tiempo y la distancia,
se hace con el aire una diadema
para mostrársete aún más hermosa.

La sombra bajo el árbol, ya sin hojas,
dejó huella en los frutos podridos,
entre la arena, entre la arena
las uñas rotas que arañan una última fragancia
a la perdición del camino.
Suave la brisa calcinante; abrevadero
con astillas en el agua: peligrosa esta sed.

Debería seguir de largo.
Ocasionar un reguero de huellas
que persigan los chacales.
Sólo un rastro de alacrán
ubica el norte: insecto brújula,
hacia mí mismo.
Hacia el impulso de la muerte.

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