jueves, 29 de noviembre de 2018

ODA AL ENTENDIMIENTO

ODA AL ENTENDIMIENTO

¡Oh, entenderse!

Salvar las distancias con un flotador.
Como un socorrista que se lanza
al mar para que nadie se ahogue
en un vaso de agua.


Hablar idiomas distintos, aunque sean
el mismo, pero con las sílabas cambiadas,
como pasos de baile, ¡qué diversión!
Sacudirse la arena de los pies.

¡Oh, entenderse!

Extenderse en la comprensión.
No reducirse al ombligo.
Conocer la dicha, la desdicha,
la plural contemplación de las lunas.

Dejar atrás lo que atrás lastra.
El peso específico del rencor.
La clavícula contrariada,
los demonios raptores.

Las siete cosas que nos dan.
Lo sencillo. La bronca. El perdón.
El criterio. El griterío privado.
El diálogo que nos perturba.

¡Oh, entenderse!

Como vacas que mugen
en el mismo establo
cada cual en su dialecto,
comparándose las manchas.

¿Acaso robamos el tiempo,
los besos, el aire, la voluntad
de acercarnos? ¡Qué movida!
Mejor no decir ni mu.

Sacudirnos las moscas,
competir en mala leche.
Perder el tiempo rumiando
lo que ya se sabe.

¡Oh, entenderse!

Si todo fuera tan fácil,
qué aburrido vivir, ¿no?
Siempre hay un momento
para parar. Para parir.

Cuando se quiere
se intenta.
El fracaso no es el fin.
Es el principio de un nuevo comienzo.

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