jueves, 29 de diciembre de 2016

MERA INFORMACIÓN

Quiero que sepas que mi fondo está lleno de las piedras que lancé desde la orilla. Por eso siempre harás pie. Por eso nunca te hundirás lo suficiente como para ahogarte. Así que no temas. No hago ningún mal ahora retirándolas una a una de ese fondo. Sólo que la arena que hay debajo queda más abajo y hay que sumergirse un poco más para que tus pies se alivien de tanta llaga.

Quiero que sepas que te amé en la sombra, y en la luz, en la más despiadada cobardía, en la cruel ternura. En la estupidez y en el inocente embeleso con que el atardecer me soprendía, buscándote en cada renglón de las olas. Que desde que se pronuncia tu nombre en mi boca todo gira alrededor de una sola sílaba. Todo crece sin control por el suelo fértil que abunda en mi recuerdo.

Quiero que sepas que, a pesar de todo, todo sigue pesando igual que lo que flota. Que a las andadas se vuelve caminando por el mismo sendero, al mismo tiempo, estando o no aquí, siendo o no ahora. Por eso, cada vez que me piensas, todo lo que temes es vapor que luego se hace nube, esa que más tarde llueve sobre ti; la misma que me llovió hace tanto.

Quiero que sepas que no llevo paraguas, ni calzoncillos. Quiero que sepas que me veo en bragas, en las tuyas, cuando tiemblas de frío y no existe. Ese frío que te hacen ver. Que la voluntad hace más que la intención, que la belleza es más poderosa que el amor.

Quiero que sepas que no me amas.

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