sábado, 3 de diciembre de 2016

MILAGROS

Yo sé multiplicar los trenes
que dejo pasar;
las veces que me acobardo
al mirar la luna, cabizbajo,
sabiendo que no será mía.

Yo sé resucitar a los vivos,
rescatar de su sueño eterno
a las medusas. Sacar oro
de la oscuridad. Hacer la luz
y que se haga sombra.

Yo sé cantar sin mover los labios,
mover el amor hacia el deseo,
el deseo hacia el delirio,
el delirio hacia la calma,
hacer desaparecer la calma.

Yo sé decir palabras que no hieren
para cortar la respiración,
para asfixiar todo el aliento
que luego me regresa,
sé cómo, cuándo y desde dónde.

Yo sé llorar por nada.
Sé cocinar exquisitos cadáveres.
Subirme por las paredes,
atravesarlas; sé asustar a los fantasmas,
estremecerse a los muertos.

Yo sé volar bajito,
columpiarme en el vértigo,
quedarme quieto en la marea.
Sé dejar de amar.
Ser indestructible.

Yo sé caminar deprisa
con unos pocos pasos;
aconsejar a las almohadas,
evitar que el tiempo borre
lo indeleble. Escribir mal.

Yo sé cuidar de las heridas,
dibujar luciérnagas, conciliar
pesadillas. Sé cargar maletas,
anclarme al vacío, oscilar.
Sacarme de aquí.

Yo sé cosas
que a nadie le interesan.
Ese es mi poder.
Mi virtud.
Yo sé hacer milagros.

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