domingo, 25 de diciembre de 2016

POR SI REQUIEM

Puede que pase
ese día que un muerto
como yo, engalanado
de guirnaldas, apague
el color de las caléndulas.

Que os dibuje de pronto
en la sonrisa una distancia,
un llanto amarillo
como de cúrcuma,
un recuerdo en salmuera.

Atravesará vuestra memoria
una bandada silenciosa
de gaviotas calladas. Solemnes.
Un cardumen de auroras desoladas.
Una constelación maltrecha, un canto.

Puede que pase
ese día luminoso, un breve séquito
de figuras deshojadas, arrastrando
un asombro quejumbroso,
una sazón abandonada.

Contarán vuestros dedos
las veces que fingimos
estar al lado de las sombras.
Las ventanas desde donde
un gato maulló en mi idioma.

Gemirán las piedras,
Temblarán los portales
como a punto de llorar.
Pero no será ese día pronto.
Tacharé las fechas más probables.

Puede que pase
ese día que entre el sueño
una campana
os anuncie que mi vida
ya no es tanta, ni tan hombre.

Que lo que estaba por venir
no vino más. Que lo que había
ya no sangra. Que lo de mi nombre
es puro trámite para el olvido.
Que lo que soy es calma ya.

Puede que pase
ese día un día.
Y un cisne. Y una cabra.
Y un árbol derrámandose
en toda la hojarasca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario