Siento aprecio por todo aquello que me deja solo. Por lo que me conduce
al dulce aburrimiento. Todo eso me da la posibilidad del ánimo. La
compañía íntima de la penumbra silenciosa que nadie me adivina. Los
hábitos privados en los que me recreo, sin decisiones, sin opciones. La
familiaridad de la inercia con que me voy añadiendo a cada instante. El
gozo simple de pertenecerme. La firme intención de indefinirme, de
diluirme entre mis cosas. De ser un yo más que sobra en lo que
falta. Una incógnita. Lo equis que se despeja, que se despoja del
resultado de la ecuación que implico. El misterio que no busco ser. La
bella causa de ser sin tiempo. La noción de esqueleto que soporta toda
mi vida. Mi profunda amistad con lo que es frágil. La fe en la inocente
torpeza como modo de salvarse. Las ganas de doblarme sobre mí como un
papel sin nada escrito. Permanecer efímero.
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