Me soplas en las palmas de las manos
mientras dormimos.
Tu aliento es viento del desierto,
hormigueo que gime y se desvela
—duna avanzando lenta por mi rostro—.
Te vuelves; me das la espalda, y tu cuello;
tu nuca describe una geografía muda,
un silencio que busca guarecerse
en mis costillas. Caricia frágil, difusa.
Olor de rocas pulverizándose
mientras respiras. Tierno sucederse
de las horas. Breve escalofrío iluminado;
breve tu espalda, acoplada en el espacio
que mis labios besan, dormidos.
Sobresalto en mis ramas; sombra fresca.
La noche se cansa entre nosotros.
De tus pies germina el frío que acojo
entre mis corvas.
Sólo entonces cae el amor
hacia la calma.
mientras dormimos.
Tu aliento es viento del desierto,
hormigueo que gime y se desvela
—duna avanzando lenta por mi rostro—.
Te vuelves; me das la espalda, y tu cuello;
tu nuca describe una geografía muda,
un silencio que busca guarecerse
en mis costillas. Caricia frágil, difusa.
Olor de rocas pulverizándose
mientras respiras. Tierno sucederse
de las horas. Breve escalofrío iluminado;
breve tu espalda, acoplada en el espacio
que mis labios besan, dormidos.
Sobresalto en mis ramas; sombra fresca.
La noche se cansa entre nosotros.
De tus pies germina el frío que acojo
entre mis corvas.
Sólo entonces cae el amor
hacia la calma.
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