miércoles, 19 de octubre de 2016

SONETO

Impune vivencia de lo profundo:
—lánguida sierpe penetrando leve—
sacudida que a envenenar se atreve
en el espasmo seco de un segundo.

Manjar de lo entredicho en baja voz,
fruto de la arena que en la mar prende
el seno breve, espalda que enciende
en la maleza un fuego más feroz.

El tiempo atrajo olas a su piel;
entregó al sol el coraje del nervio,
su cuerpo dio a la caricia ingrávida.

Impune quede la vivencia ávida,
profunda el ansia; y el deseo fiel:
un torrente caudaloso, soberbio.

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