Es preciso un rincón del silencio
al que no lleguen los sordos gemidos
del anhelo. A donde no acuda,
sutil siquiera, tu voz amada.
El aire denso es la tarde;
conduce mis pensamientos hacia ti,
inexorable, efímera visión,
lacerante embeleso de hermosura.
Es preciso un rincón del silencio
para llamarte ahora al sueño turbador
con espuma seca de días, algas;
para que repose en mi aliento
un aliento profundo y seco;
una luz que se apaga ahora
a todo lo lento del reloj.
A lo lejos de esta brisa.
al que no lleguen los sordos gemidos
del anhelo. A donde no acuda,
sutil siquiera, tu voz amada.
El aire denso es la tarde;
conduce mis pensamientos hacia ti,
inexorable, efímera visión,
lacerante embeleso de hermosura.
Es preciso un rincón del silencio
para llamarte ahora al sueño turbador
con espuma seca de días, algas;
para que repose en mi aliento
un aliento profundo y seco;
una luz que se apaga ahora
a todo lo lento del reloj.
A lo lejos de esta brisa.
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