En realidad, es siempre justo al amanecer cuando sucede. Aparece por
detrás de las montañas; al principio parece la comisura de un párpado
ardiente, pero se va abriendo despacio. Mientras tanto, una ligera
brisa, como de alguien que se desliza fuera de una cama con demasiadas
preguntas aún sobre la almohada. Luego, cuando todo el proceso ha
concluido, flota unos instantes en el aire y comienza a elevarse, en
dirección al sol.
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