jueves, 23 de junio de 2016

EL VOTISMO


Votos, votos, votos, más votos, sorpasso, sorpresa, soryeyés...
Parece ser que este país es gobernable sólo por votos. El voto, como una entidad abstracta que pierde toda su carne al ser depositada junto con otro voto en una urna. Nada hay más democrático que la convivencia silenciosa y pacífica de los votos dentro de las urnas, ahí calladitos, como jugando al escondite... "Undostrespormí... y por todos mis amigos". Al final, todo el mundo pegado a la tele por causa de los votos, a ver si el de uno es ese "1" del sorpasso, el voto decisivo, el del cambio, el del intercambio o el del recambio.
Votos, votos, votos. "España", "ciudadanía", "nosotros decimos que..." "¡que viene la derecha!", "que viene el comunismo", pero votos, votos, votos, gimme the power con tus votos... No me importa en qué circunscripción estés, ni cómo te hayas levantado esa mañana, si echaste un pésimo polvo la noche anterior, si estás con gripes, si los críos los tienes con los abuelos, me da igual, me da igual, porque lo yo que quiero es tu voto. Votos, votos, votos... quiero votos... Y una vez que tenga todos los votos, todos, todos, todos, los tiraré a la basura, porque ya tengo el poder, por los votos. "Porque detrás de un voto hay un ser humano, y una ilusión", podría ser un eslogan cojonudo sí, pero lo que yo quiero es tu voto. Sólo tu voto. No te quiero a ti. Tu voto. Votos, votos, votos, más votos, sorpasso, sorpresa, sormierdas...

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