Si me preguntas qué estoy pensando te expones, amor mío, a decirte lo
que en realidad me predispone a estar merodeando tu territorio del ser
que eres. No me gusta utilizar "conquista" ni "seducción". Me gusta
utilizar "naturaleza", "espontáneo". Ese no sé. Ese "no sé" que en mí,
varón, es una posibilidad, y que en tu territorio fémino es una
rotundidad pesada como una cadena. Por eso, amor mío, no por ser mío es
que eres. Sino sólo por ser, amor, es que nos pertenecemos, en la medida
de lo que el espacio nos permita frecuentarnos. El resto es sólo
escarcha, maquillaje de esqueletos.
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