de no haber sido por el manto incondicional de la espera
tal vez hubiera ido a por más
pero el tiempo
temible colección de agujas reticentes
en la aburrida esfera del reloj que consume mis ojos
sabe cómo distanciarme del deseo
elige cada palabra esquiva para la ocasión perfecta
salamandra
cielo
bisturí
acalla mis más pérfidas perfidias
esos ovarios tuyos que ostento
la mandíbula apretada
el semen contenido
la sutil vorágine
que se desata en mis zapatos
junto a la cama
de no haber sido por el manto incondicional de la espera
tal vez ni te hubiera esperado
pero el tiempo
aún con estas ganas en la punta de la lengua
gastada de frecuentar cierta secuencia de sílabas
sabe cómo situarme en la penumbra
la media luz
caminando por las sobras de lo que gime
en los callejones de mi piel
en la particular sabiduría de las manos
penetra cándida en la guarida insomne
donde hibernas
para qué engañarnos
amor
tantas cosas nos han pasado en estos siglos
que aún seguimos empeñados en la arena
diseñando infalibles clepsidras
sacudiendo de nuestras ropas
tantas dunas
tantas dudas
ahora pienso
al verte
calcinada por la insoportable belleza de la tarde
que de tu rostro brotan harapos
como grises girasoles
flores detenidas
deslumbrados conejos en la noche
sabiéndose inminente pasto de la muerte
de no haber sido por el manto incondicional de la espera
hubiera sitiado tu constantinopla
hubiera ascendido a tus infiernos
con todo un ejército de nubes tóxicas
pero el tiempo
siempre el tiempo
nos persigue
te propongo una íntima nostalgia
una serenata muda
privada de guijarros
te propongo la pactada prohibición del merodeo
la abolición de las brújulas
un dulce y devastador encontronazo
de locomotoras
de no haber sido por el manto incondicional de la espera
hubiera puesto entre mis labios
la felina voluntad de desnudarte
despojarte del pudor
de la prudencia
de lo divino
hubiera aprendido de memoria
la sencilla levedad de tu nombre
lo ligero que sustenta tu presencia
nuestra núbil raigambre de caricias
hubiera o hubiese amado
en perfecto pluscuamperfecto
avergonzando a las conjugaciones
me saltaría todos los gerundios
para instalarnos en un presente continuo
con vistas al mar
pero el tiempo
usa zapatos que desandan los caminos
y yo sólo deseo encontrarte
intacta
en el mismo punto
donde te dejé una noche
como esta
en la que temblé
de no haber sido por el manto incondicional de la espera
tal vez hubiera ido a por más
pero el tiempo
temible colección de agujas reticentes
en la aburrida esfera del reloj que consume mis ojos
sabe cómo distanciarme del deseo
elige cada palabra esquiva para la ocasión perfecta
salamandra
cielo
bisturí
acalla mis más pérfidas perfidias
esos ovarios tuyos que ostento
la mandíbula apretada
el semen contenido
la sutil vorágine
que se desata en mis zapatos
junto a la cama
de no haber sido por el manto incondicional de la espera
tal vez ni te hubiera esperado
pero el tiempo
aún con estas ganas en la punta de la lengua
gastada de frecuentar cierta secuencia de sílabas
sabe cómo situarme en la penumbra
la media luz
caminando por las sobras de lo que gime
en los callejones de mi piel
en la particular sabiduría de las manos
penetra cándida en la guarida insomne
donde hibernas
para qué engañarnos
amor
tantas cosas nos han pasado en estos siglos
que aún seguimos empeñados en la arena
diseñando infalibles clepsidras
sacudiendo de nuestras ropas
tantas dunas
tantas dudas
ahora pienso
al verte
calcinada por la insoportable belleza de la tarde
que de tu rostro brotan harapos
como grises girasoles
flores detenidas
deslumbrados conejos en la noche
sabiéndose inminente pasto de la muerte
de no haber sido por el manto incondicional de la espera
hubiera sitiado tu constantinopla
hubiera ascendido a tus infiernos
con todo un ejército de nubes tóxicas
pero el tiempo
siempre el tiempo
nos persigue
te propongo una íntima nostalgia
una serenata muda
privada de guijarros
te propongo la pactada prohibición del merodeo
la abolición de las brújulas
un dulce y devastador encontronazo
de locomotoras
de no haber sido por el manto incondicional de la espera
hubiera puesto entre mis labios
la felina voluntad de desnudarte
despojarte del pudor
de la prudencia
de lo divino
hubiera aprendido de memoria
la sencilla levedad de tu nombre
lo ligero que sustenta tu presencia
nuestra núbil raigambre de caricias
hubiera o hubiese amado
en perfecto pluscuamperfecto
avergonzando a las conjugaciones
me saltaría todos los gerundios
para instalarnos en un presente continuo
con vistas al mar
pero el tiempo
usa zapatos que desandan los caminos
y yo sólo deseo encontrarte
intacta
en el mismo punto
donde te dejé una noche
como esta
en la que temblé
de no haber sido por el manto incondicional de la espera
No hay comentarios:
Publicar un comentario