martes, 29 de mayo de 2018

CONFESIÓN DEL POETA DESCONOCIDO

Porque me alineé con los salvajes
hicieron de mí carne de cocodrilos;
porque creí, tuve fe en la belleza
oscura, lejana de médanos y dunas;
por no interesarme en
retamas, malpaíses, lavas —obviedades—;
porque confié en las malas lenguas,
en otras divinidades; porque me manché
de asfalto y grima; de los surcos saqué
bullicio, aplausos que remuneraban
el rato, el instante impávido: soportarme.
Porque poeta menor, por callejero, por beber,
por fumar, por todo lo que resta prestigio;
porque estaba al cuidado de; el maestro; el lobo;
el hijoputa. Porque resistí.

Porque no busqué vanidad —me sedujo, sí—, porque
no pretendí engañarles

nunca.

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