viernes, 17 de marzo de 2017

EL SICARIO Y SUS ORQUÍDEAS

Al sicario le apasionan las orquídeas. Acaba de entrar por la puerta de su apartamento en el DF después de haber asesinado hace escasas tres horas, frente a un escaparate de una tienda de electrodomésticos, al empresario Manuel Jesús Torroba Velasco, especulador inmobiliario y al pastor de la iglesia evangelista de su barrio por retrasarse al pagar la coima que le exigía el cártel al cual vendió la protección de su vida. Así son las cosas. El sicario deposita sobre la cama el pequeño bolso de mano en el cual su pistola, aún caliente, está envuelta en la muda que utilizó la tarde anterior, la del fatídico encuentro. Mañana le ingresarán la suma de 30.000 pesos, según lo acordado, de los cuales invertirá 10.000 en el cargamento de orquídeas que había solicitado unas semanas antes contra reembolso a la floristería y que le llegarán mañana. Mientras abre una cerveza, se recrea en las luces de los autos que serpentean por la avenida. Ha recibido un whatsapp de su hija, la dulce Margarita, que ahora vive con su tía, diciéndole: te quiero papasito. Cumple sus flamantes 15. El sicario acaricia, nostálgico, la foto de su mujer muerta hace dos años en la confusión de una balacera. Pero mañana le llegan las orquídeas. Y eso es motivo suficiente para pensar en la profunda y delicada condición de las flores. Le pesa el cansancio. En la televisión, la noticia del suceso. Apura el trago. Ya no bebe tequila. Prefiere no beber fuerte. Todo desde que la balacera. Por Margarita, que mañana cumple 15. El tequila le jodió la vida, el amor. Ahora sólo piensa en sus orquídeas. En Margarita. La noche cae sobre la terraza. Hace calor. Mucho. Mueve un par de macetas hacia la esquina, no vaya a ser que se malogren. De todas ellas, la más bella que le llegue, la enviará a su hijita. La pistola aún caliente entre sus mudas. El noticiero anuncia más detalles del suceso, tan de noche. El empresario, el pastor. Un hombre joven, otro no tanto. No pagan coima. Así son las cosas.

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