domingo, 11 de septiembre de 2016

DE PROFUNDIS

Vuelva el labio a donde el límite;
a donde lo dejamos.

Me concedes níspero nombre cabal
para formular el calor que brota
de tu pecho pálido;


a donde la voz no se aclara;
a donde en lo oscuro se hunde
la piel, al roce de la anémona

que emerge en la raíz de la ola;
a donde espasma toda la creación:
donde único ser mar es ahora.

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