lunes, 4 de mayo de 2015

CUADERNO SIN TIEMPO VI

Comprobar cómo va enmudeciendo
la tarde; cómo se oscurece en silencio: medida de la ausencia.

Sugerirle a la sombra el tacto sigiloso
del humo, como esqueleto voluble
de un pez danzante: tuétano de la caricia.

Descifrar el alfabeto de los mirlos
cuando se delatan torpes centinelas
al aporrear las tapias.

Separarme del hombre que observa,
con todos los sentidos puestos
en los puntos cardinales: 
la posición que marcan
las frías veletas de la memoria.

Todo comienza a existir
en el mismo instante
en que desaparece,
como esa pausa serena entre la lluvia.



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