domingo, 31 de diciembre de 2017

VINDICACIÓN

Yo no soy el poeta complacido,
tampoco complaciente.
No seré el poeta laureado,
ni el poeta a sueldo.
Nunca EL poeta. Menos aún profeta u obsceno sicario.


Soy el poeta libre, tal vez errático,
eso sí, que ofrenda sus versos
en libros finos, discretos, a la sazón
bellos, por inusuales, por defectuosos.
Proclives al descuido de la errata.

No seré poeta de ésos, de limosna, secuaz
de lisonja breve, de palmada en el hombro,
No se atrevan. Seré sí ese poeta común. Anecdótico.
Seré el poeta que me dé la gana.
Molesto como piedra en los zapatos donde sudan, olorosos, mis pies.

Seré poeta siempre de un camino pedregoso.
De amigos pocos, buenos, de memoria tierna,
no de amigos que me nombren demasiado.
No me recomiendo tan notorio.
Me da cierto vértigo. Me dan miedo las alturas.

Yo seré poeta siempre. Con este síndrome
oculto, difuso, borroso. Vagaré con este oficio,
con esta profesión sin palio, colateral.
El poeta temeroso de Dios. El poeta requerido,
querido en sus mesas si hay buen vino.

Seré Li Po. Efímero. Recurrente.
El poeta que ocurre de vez en cuando.
El eterno joven poeta, a pesar de mis cuarentas.
El poeta sin fronteras, el poeta oenegé,
solidario, solitario. El poeta sin generación.

El poeta desconocido, sin monumento.
El poeta latente. El de los aviones.
El poeta mojado, curtido, expectante.
Yo no soy el poeta que ustedes quieren.
Yo no soy el poeta que ustedes buscan.

Suerte. Sigan buscando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario