viernes, 29 de septiembre de 2017

POETOPATÍA

La poesía dificulta la circulación. Funciona como una suerte de patología inversa, es decir, el aliento que la insufla lo roba tanto del portador como de quien recibe su influencia. Bien es cierto, que a menudo, el estado que provoca es contrario: sensación de bienestar, armonía, concentración. Esto se debe, principalmente, a la función aeróbica que la poesía ejerce en los huéspedes en los que ésta se va instalando para su reproducción. Ya que, como se anuncia al principio, la poesía dificulta la circulación tanto de la sangre como del flujo de aire, por tanto, la reacción natural del cuerpo es hiperoxigenarse ante un déficit suficiente de oxígeno. Pero ¿cuándo y por qué se produce esta repentina anomalía? ¿Ese inusual estado de placer? Tiene que ver, según lo estudiado, con una cuestión de predisposición del huésped hacia lo etéreo, es decir, a su deseo irrefrenable de levantar el vuelo. Es un síndrome como digo, inusual, este último, pero también alentador, puesto que nos hace atisbar una posible vacuna contra la tristeza, si se lograra aislar el agente causante del gozo poético e inocularlo masivamente a la población. También, en pequeñas dosis, puede ser un remedio eficaz para el anhelo, pues éste también dificulta la circulación del aire; pero por lo que se sabe aún está todo en fase experimental.

29 de septiembre de 2016

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