martes, 12 de julio de 2016

SI RESULTA QUE UN BÚFALO EN LA MAÑANA...

Si resulta que un búfalo en la mañana merodea por fuera de mi casa, con paso lento y cauto de travieso, y le sorpendo husmeando en mis sábanas tendidas, esa odiosa manía de los búfalos de fisgonear en los patios de atrás de las casas de las personas, no creo que pudiera soportarlo, porque, y me da igual que sea un búfalo, como si es el mismísimo Toro Sentado, no hay nada más frustrante en esta vida que saber que un búfalo te espía tan abiertamente, con ese descaro de búfalo de las praderas, y por eso tendría que hacerle frente y echarlo de mis dominios, pero tengo miedo, tengo miedo de espantarlo, sobre todo porque no sé cómo reaccionaría... no yo, el búfalo; si de repente se espanta y en vez de huir me destroza el patio o, por el contrario, consigo que huya por fin, y no vuelve más, ¿de qué tamaño han de ser mis sábanas para que no se sienta atraído por ellas?

No hay comentarios:

Publicar un comentario