miércoles, 8 de mayo de 2013

HAY UNA MUJER

hay una mujer
a la que no debiera explicarle
las razones más íntimas de mi aburrimiento
 
pero ya puestos
por qué no?
pues qué más da
cuando menos recibimos
 
tan solo declararme culpable
de todos los insomnios
de todas las tardanzas
de todos mis proverbiales
despistes
 
nunca sé dónde olvido los relojes
pero me sé el tiempo de memoria
un interesante defecto
en el que abundar en mi currículum
 
a menudo
la playa me produce urticaria
pero me encanta esa manera que tiene
de llamarme
desde la oscuridad del pasillo
como si no pudiera hacerlo sola
y yo acudo
como un ciervo bajo su cuero
embistiendo cada pétalo
sorbiendo cada poro
esmerándome siempre en la vorágine
 
nada puede ser más cursi que un huracán
 
y si en la mayor o la más bemol de las selvas
me dedico a cazar amazonas
por favor no me encontréis
tirado
como una bolsa de pelos
repleto de agujitas de pasado
con vocación de pajar
 
al fin
con tanta costa de marfil de por medio
en mi mayor
me aficiono a su ausencia
a la posibilidad remota de las dos últimas cifras
de su número de teléfono
para que todo cuadre
como en un intenso y furibundo van gogh
 
en realidad
no hay más frontera que su cuello
blanco
apocalipsis de papel de arroz
biombo donde encontrarla detrás
justo delante de cada verso
 
uve de pájaro remoto
gaViota esquiVa
 
y yo
tan mar
tan escondidamente azul
 
el día que no me nombre
las nubes irrumpan en mi sopa
y sorbiendo niebla
no dejen mis labios resecos
de conjurar todos los males
me den por muerto
o las siete cosas
 
pero bueno
al fin y al cabo
ella duerme
 
y yo
no por importunar
sino por dudosa obediencia
me limito a nacer bajo sus párpados
en la  mitad más absoluta de su calma
la que su nombre me siembra
 
creceré
o no
 
que me venga a buscar al colegio
que me lleve al trabajo
que me reciba en los aeropuertos
que me elija trajes y corbata
que me descubra triste
que me encuentre sin buscar
 
porque al final
no hay más
que otra pobre luna a bocajarro
otra mujer fugaz morena que dice
que de las hogueras nadie se salva
sobre todo cuando todo este hereje
le propone el recuerdo de mi paso por la excelsa ciudad de constantinopla
con el silencio de una privada revelación
 
y la lluvia hoy
sigue empeñada
 
en desaparecer


No hay comentarios:

Publicar un comentario