han vaciado su concha
con el más salvaje estilete
trifurcado arácnido artrópodo
han eviscerado su alma
con un antiguo método
de practicar autopsias
han puesto un nombre infame
a su triste amalgama de huesos
y frío
pero él aún respira
buscando con violencia en su aliento
la paz dulce de los álamos
el crepitar de hojas
sobre los ojos de la madre
que rebusca entre las máscaras
el arroyo continuo
de interferentes delicias
y discretos jolgorios domésticos
las ruedas de afilar
se quejan a lo lejos
él mira su cinturón
y luego a la lámpara
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